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Él hundió en el mar
los carros y el ejército del faraón;
lo mejor de sus capitanes
el mar de las Cañas se tragó.
Cayeron hasta el fondo como piedras,
el mar profundo los cubrió.
Fue tu diestra quien lo hizo,
resplandeciente de poder;
tu diestra, Señor, aniquiló al enemigo.

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